domingo, 22 de abril de 2012

SIN COMENTARIOS

Era un hombre enamorado, que sólo veía lo que los ojos de su amada quería, estaba en cautiverio de esa señora que de él se reía.
No se dio cuenta que su amada no lo quería, que era sólo su dinero lo que ella pretendía.
Dejó su casa, su esposa, sus hijos....  pero no se daba cuenta que cambiaba oro por baratijas.

En una céntrica plaza,  por fin sus ojos se abrieron, cuando al entrar por su casa, vio a una joven limpiando casi descalza.
Hacía tanto tiempo que de su gran tesoro perdido no sabía nada, que de no ser por aquella joven tan parecida a si mismo,
 jamás hubiese sabido que sus hijos y su esposa estaban pasando un martirio.

La pena se lo comía,  cuando vio a su hija limpiando las escaleras de la casa donde él vivía.
La vergüenza lo invadió cuando la joven le dijo :
- Pase....pase usted señor.
Ella no lo recordaba, pues la dejó siendo una niña, y ya era toda una mujer.
La joven no levantó su mirada, y él se lo agradeció, 
 mientras subía los escalones iba pensando, ¿qué he hecho yo?.

A la semana siguiente en la puerta la esperó. La joven con una sonrisa lo saludó:
-Buenos días señor.
-Buenos días señorita, su padre le contestó.
Cuando el cubo con agua ella cogió, el que ella llamaba señor, le preguntó:
-¿Cómo te llamas?
- Elena, como mi madre. Le respondió.

Al escuchar ese nombre en esa bonita voz, a la mente le vinieron aquellos lindos recuerdos, de una casa, una familia, y de esa mujer que por amor y sólo por amor estaba casada con él.

FANTASIA

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